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Tornado de Fuego
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El terremoto de Kanto en 1.923 fue seguido por incendios que cubrieron la ciudad de Yokohama y se convirtieron en un Tornado de Fuego
Creada | 16-06-2014 |
Modificada | 22-05-2017 |
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Mayo | 2 |
Reseña del Documental Tornado de Fuego de la serie Catástrofes Extraordinarias
En las primeras décadas del siglo XX, Japón se ha abierto a la tecnología de Occidente. Sus ciudades han experimentado un fuerte crecimiento con la implantación de numerosas empresas industriales que elevaron el nivel de vida de la sociedad.
La libertad económica y empresarial propició que muchos empresarios japoneses y extranjeros se instalaran en las más importantes ciudades de Japón, entre ellas Tokio y Yokohama. En esta última ciudad era famoso el Gran Hotel, una gigantesca instalación hotelera de visita obligada para todos los grandes empresarios y dignatarios extranjeros que visitaban la ciudad.
El emperador seguía viviendo en un sistema de vida medieval y el ejército aprovechó las altas tecnologías para proveerse de armamento moderno.
Invadieron Corea, y se enfrentaron con éxito a los ejércitos de China y URSS.
En su invasión de Corea cometieron todos los crímenes contra la humanidad imaginables al tratar con gran desprecio a los coreanos.
Tokio y Yokohama se encuentran en la región de Kanto, junto a la confluencia de dos placas tectónicas que se desplazan en sentido contrario. La fricción hace que las placas vayan acumulando tensión durante años hasta llegar a un punto en que las placas no admiten más deformación y entonces se sacuden la una contra la otra, produciéndose un terremoto.
El 1 de Septiembre de 1.923, poco antes de medio día, en la mayoría de hogares de madera de Japón se está preparando la comida. A las 11:58 se produjo un terremoto de magnitud 7.9 que en los dos primeros minutos derribó el 95% de los edificios de Yokohama.
La ladera de una montaña, empapada por las lluvias recientes, se desprendió de las rocas sobre la que se asentaba y se precipitó en una avalancha de barro y árboles que arrasaron un puente y un tren con un centenar de pasajeros que había sobre él y enterraron una aldea. Más de 400 personas desaparecieron enterradas por el barro.
Los edificios derribados, en la mayoría de los cuales se estaba preparando la comida, se incendiaron. En el barrio rojo, lleno de burdeles, las prostitutas intentaron escapar pero sus guardias y amas, para no perder su fuente de ingresos, las encerraron en el interior de los burdeles. Cuando vieron que las llamas estaban destruyendo el barrio las liberaron y las trasladaron a un parque donde había un estanque. Rodeadas por el fuego las mujeres se arrojaron al estanque, sobre sus cabellos caían ascuas ardiendo lo que las obligó a introducirse aún más en el estanque. Murieron ahogadas y asfixiadas más de 400 mujeres.
Cientos de incendios asolaron las ciudades de Yokohama y Tokio y en ese momento llegó un tifón, un viento fuerte y sin lluvia que avivó las llamas y convirtió ambas ciudades en un incendio gigantesco.
En un barrio del norte de Yokohama había una extensión de terreno baldío sin construcciones. La policía evacuó la ciudad hacia ese terreno pensando que allí estarían a salvo. Sobre las 3 de la tarde había allí más de 45.000 personas que habían huido con las ropas, muebles y demás enseres que pretendían salvar de las llamas.
Rodeada por el fuego, la multitud se fue aglomerando en el centro de la explanada pero la temperatura subió tanto que las ropas y cabellos de los más cercanos a la muralla de fuego se incendiaron.
Las corrientes de aire ascendente se arremolinaron y formaron un tornado de fuego, un torbellino de llamas de 200 metros de alto y 300 de diámetro con vientos rotatorios de 200 Km/h. En unos quince minutos el tornado recorrió la explanada tres veces absorbiendo con el viento las personas que habían intentado escapar y dejando un campo lleno de cadáveres.
Murieron entre 35 y 40 mil personas.
Horas después del desastre, traumatizados aún por las pérdidas familiares y de todo su mundo, los supervivientes convirtieron su frustración en rabia que dirigieron de forma indiscriminada. Corrió el rumor de que los coreanos habían colaborado con el desastre provocando más incendios y los japoneses comenzaron a perseguir y ensañarse con cualquier coreano que encontraran, hombre mujer o niño. Más de 6.000 coreanos, hombres y mujeres, ancianos y niños, fueron asesinados en los siguientes días.
En total, en el terremoto de Kanto murieron 120.000 personas.
En la explanada se construyó un mausoleo donde se albergan 40.000 urnas con las cenizas de las víctimas que murieron allí.
Veintitrés años más tarde se añadieron otras 100.000 urnas cinerarias, las víctimas de otro holocausto, éste no natural sino del bombardeo de Tokio, durante la II Guerra Mundial.
Intento poner en estas reseñas los datos históricos escuetos, sin añadir comentarios sobre historias personales, pero en este caso debo hacer una excepción.
El documental narra las experiencias de varios supervivientes de la catástrofe, entre ellos un empresario americano que escribió un vívido libro sobre su experiencia, una joven farmacéutica (que en el documental es entrevistada con 108 años) y varias personas más.
Sus historias son tan emotivas e impresionantes que recomiendo encarecidamente a cualquiera que no se conforme con esta sencilla reseña sino que intente localizar el documental y lo vea.
No se arrepentirá.
Documental relacionado: Japón: Partida Mortal
Ver Ficha de Tornado de Fuego de la serie Catástrofes Extraordinarias
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